Decido contarlo
todo.
Decir que traigo
el río,
el bosque, la
montaña.
Aquí y ahora,
porque ahora pero
no aquí
el río me está
trayendo.
I
Porqué
este
abismo incomprensible
en mi
corazón…
¿cómo hago para dejarlo ir?
llorar,
llorar, llorar, llorar, llorar, llorar, llorar
hasta
que
mis
lágrimas
sean
nubes…
¿Por
qué duele tanto el amor?
Placer
Dolor
Amor
ES TODO
TAN parecido
II
si todo
esto que
me
aprieta el pecho
fuera a
parar a otro lugar
¿a
dónde estaría ahora?
no pretendo
comprender
pero
tampoco
hundirme
sin sentido
¿estaré
alucinando?
¿seré
yo la que te abraza
en mi
cama?
¿seremos
nosotros?
Ahora
vuelvo.
Descubro
lo frágil
de la
mente,
la
fortaleza de mi
piel
sobre tu piel.
“¿Cómo será tu piel
sobre mi piel
cardo o ceniza?
¿Cómo será?”
III
Conservar
por un rato
la
sonrisa, la sorpresa.
Conservar
el llanto adentro
de un
frasco o de un helecho:
sólo
para humedecer la piel
en los
días de sequía.
Reír de
nada, reír como niña
o como
rana, reír a llantos.
Separar
un poco los hombros
de la
cabeza, o de la silla:
bailar
más seguido en el supermercado
y
cantar más fuerte en la calle.
Volver
en bici, volar, llorar
sentir
la prisa del viento y
pedalear
un poco más despacio.
Viajar.
La cabeza en un globo.
Creer
siempre que voy a encontrarte
a la
vuelta de la esquina,
aunque
sepa que estás lejos,
creer,
y sonreír siempre antes de girar.
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